Dr. Pablo Basagoitia Góchez
Parece razonable acudir a la consulta del cardiólogo a partir de los 45 a 50 años de edad, incluso si usted se siente con buena salud o si, por el contrario, la presión arterial y el colesterol están altos, o un miembro de la familia primaria ha tenido un infarto antes de los 50 años.
Una visita inicial permitirá saber en qué situación se encuentra usted y tendrá un carácter básicamente preventivo.
No es aconsejable llegar a los 60 años sin haber consultado a un cardiólogo; recuerde que el riesgo cardiovascular comienza a subir luego de los 40 años en los hombres y durante la menopausia en las mujeres.
Con los años y de forma progresiva el corazón va perdiendo células musculares, parte de su flexibilidad y capacidad para contraerse. Con el tiempo las arterias se vuelven menos elásticas (más duras) y aumentan de grosor, esto último favorecido por la presión arterial y el colesterol alto. También la edad favorece los depósitos de colesterol y la formación de placas de ateromas (depósitos de grasas en la paredes de las arterias). Estos eventos dependen también de otros factores incluyendo el genético.
Años atrás era común que los paciente del cardiólogo fueran personas de la tercera edad, conforme han avanzado los años es más común que gente más joven acuda visitar al cardiólogo. En los últimos años el estrés, la poca o nula actividad física, los cambios malsanos en la alimentación aunados al estrés social y laboral han contribuido a qu